Los siglos XVII Y XVIII fueron el periodo formativo de la música clásica y vieron nacer la opera y el oratorio, la sonata, el concierto y la sinfonía. Los italianos fueron los primeros en desarrollar estos géneros y en seguida los alemanes, austriacos e ingleses adoptaron esta bella arte.

Muchas técnicas del estilo barroco que denominaron Europa entre 1600 y 1750 fueron perfeccionadas por dos compositores BACH Y HAENDEL, quienes brillaron como genios musicales.

Johann Sebastian Bach (1685-1750) venía de una familia de músicos; ocupó el puesto de organista y director musical en gran número de pequeñas cortes germanas, antes de convertirse en el maestro de capilla de la iglesia de Santo Tomás en Leipzig, en 1723. Allí compuso la Misa en si menor, la Pasión según San Mateo y las cantatas y motetes que fijaron su reputación corno uno de los más grandes compositores de todos los tiempos.

Como el arquitecto Balthasar Neumann, Bach podía transitar con facilidad de lo religioso a lo secular. De hecho, su música profana refleja un espíritu turbulento, su era un diálogo entre padre e hija sobre el deseo de ésta de beber el nuevo brebaje. Para Bach no representaba problema alguno añadir textos religiosos a la música secular que había compuesto en las cortes principescas para convertirla en música sacra, para él toda la música era un medio para adorar a Dios; se sus propias palabras, su tarea en la vida era hacer “música bien ordenada en honor de Dios”.

El otro gigante de la música de principios del siglo XVIII, G. Frederick Haendel (1685-1759) (foto derecha), nació, como Bach, en Sajonia, Alemania, y en el mismo año. En contraste con la tranquila vida provincial de Bach, Haendel experimentó una agitada carrera internacional y fue profundamente secular por temperamento. Tras estudiar en Italia, donde comenzó su carrera escribiendo ópera la manera italiana, en 1712 se mudó a Inglaterra, donde dedica mayor parte de su vida a tratar de dirigir una compañía de ópera.

Aunque lo patrocinaba la corte real inglesa, Haendel compuso música para auditorios más amplios y no tenía inconveniente en escribir piezas colosales de sonido inusitado. Por ejemplo, se suponía que la banda para su Música para los reales fuegos de artificio debía acompañarse de ciento un cañón. Si bien escribió más de cuarenta óperas y mucha música secular, es irónico que el mundano Haendel probablemente sea conocido más por su música religiosa. Su ha Mesías ha sido llamado “una de esas extrañas obras que atraen de inmediato a cualquiera y que, sin embargo, es indiscutiblemente una obra maestra del más elevado orden”.

Aunque Bach y Haendel compusieron muchas suites instrumentales y conciertos, la música orquestal se situó en primer hasta la segunda mitad del siglo XVIII, al aparecer nuevos instrumentos, como el piano. Una nueva era musical, el periodo (1750-1830), surgió también, representada por dos grandiosos innovadores, Haydn y Mozart. Su renombre dio lugar a que el de Europa se trasladara de Italia y Alemania al Imperio Austríaco.