En el evangelio de hoy, los discípulos de Jesús intentan impedir que una persona expulse demonios en nombre de Jesús porque «no es de los nuestros». Todo aquel que no era de la comunidad de los discípulos era visto con ojos extraños. Los discípulos se sienten dueños de Jesús. Jesús los sorprende, «no se lo impidan» porque Dios obra maravillas aún fuera de nuestra comunidad. Todos pueden colaborar con la causa del reino.
Debo alegrarme si una persona, fuera de nuestra comunidad católica, hace el bien en nombre de Cristo, porque todo lo bueno viene de Dios, siempre y cuando lo haga con recta intención, sin pelitos o críticas; es decir, con respeto y alegría por hacer el bien. Jesús también habla del escándalo. Escandalizar a quienes creen en Jesús es poner un obstáculo en su camino de fe. También habla de las ocasiones de pecado. Jesús exagera diciéndote, «córtate la mano o sácate el ojo»; es para decirnos que el reino de Dios es tan grande y maravilloso que vale la pena hacerlo todo por llegar a él.