La Historia particular y familiar ordinariamente se vive en las casas o también en lo que a ellas mismas corresponde en la calle. Pero ordinariamente lo que se vive en la calle es la historia social local o estatal. Habrá excepciones muy raras en que esos hechos tengan alcance nacional o incluso universal. Eso se da muy claramente aquí en Uruapan. Aquí, sus calles hablan de lo que han sido, de lo que ha pasado, de lo que las mantiene en existencia, de su gente, de sus hombres y mujeres célebres. Nuestras calles han sido testigos de lo que hacemos, de las carreras que llevamos, de las angustias y dolores que padecemos.
Pues bien, las calles de Uruapan son nuestra carne, nuestros hechos, nuestras esperanzas, nuestros sueños, hasta nuestro destino o nuestra realidad. Es nuestra poesía, nuestra palabra, nuestro pan de cada día. Y hay que vivirlas de esa manera. De otra forma viviríamos en la amargura, al ver a veces pintarrajeadas sus paredes o tristes y abandonadas. No sé cómo podemos atrevernos a mancillar la impoluta hermosura de esas calles o la perspectiva y belleza tanto de su historia como de sus trazos.
Veamos, aunque sea con la mirada larga de la imaginación, las principales calles de Uruapan que hacen de la ciudad su esencia y su belleza: La calle Álvaro Obregón, la Ocampo, la Independencia, la Cupatitzio, la Manuel Ocaranza, la calle Constitución, la Morelos, la Madero, la Juan Ayala, la Juan Delgado… sin dejar de mencionar El Paseo Lázaro Cárdenas, la Avenida Juárez y la Calzada Juárez que le dan movilidad a la ciudad. Uruapan es, por sus calles. Claro, principalmente por su gente. Sus calles son su Historia.