Las tradiciones de Michoacán no se ven expresadas únicamente en sus atuendos, música, danza, arquitectura y ritos; se ve manifestada también en su riqueza gastronómica. Entre las corundas, el churipo, la morisqueta, unas ricas tortillas de maíz, tamales, entre otros ricos platillos, se encuentran las manos de mujeres talentosas, que con su quehacer diario mantienen vivo el sabor de las tradiciones que se sirven con amor y dedicación en las mesas michoacanas.

En un caso particular quiero compartir contigo el testimonio de Juana Bravo. Cocinera tradicional de Michoacán, originaria de la comunidad indígena de Angahuan, quien gran parte de su vida habló purépecha, pero que hasta hace algunos 10 años atrás logró aprender el español.

Angahuan se encuentra localizado a una hora de Uruapan, municipio al que pertenece, y a dos horas y media de la capital del Estado. Al visitar esta región uno se puede dar cuenta de la riqueza cultural que vive a flor de piel en su gente. Y es por ello, que para las personas de esta comunidad la señora Juana es un ejemplo de superación.

Durante los últimos años ha viajado por varios países para dar a conocer los ingredientes y la tradición que envuelve a la comida michoacana, además de que sigue dando ejemplo del por qué nuestra comida es patrimonio de la humanidad.

Si quieres conocer a esta gran mujer, te invito a que de su propia boca conozcas aquello que ha sido inspiración en el siguiente video.