Durante el primer mes del año, quise dar continuidad a uno de mis propósitos de lector habitual, por lo que me decidí a tomar dos libros, uno que lleva por título «Olvida usted su equipaje», del escritor guanajuatense Jorge Ibargüengoitia, y otro llamado «Tiende tu cama y otros pequeños hábitos que cambiara tu vida y el mundo», éste del estadounidense William H. McRaven, quien es Comandante del Mando Conjunto de Operaciones Especiales y condecorado con la Medalla por Servicio Distinguido de Defensa.
Es en este sentido que en este artículo quiero hablarte del segundo. Porque creo que para iniciar un año complicado, este libro nos da algunas pautas para un ejercicio reflexivo en torno a cómo hemos enfrentado la vida misma. Siempre al iniciar un año pensamos en muchos propósitos, que a raíz de la monotonía de la vida, vamos olvidando. Por esta razón, fijarnos objetivos sencillos y claros, como tender la cama, nos pueden motivar a realizar acciones más complejas.
Los triunfos que alcanzamos, siempre son un incentivo para alcanzar otras metas y es aquí de donde parte la idea central de este texto, porque si no nos arriesgamos a iniciar un cambio en nuestros hábitos personales, mucho menos podremos generar cambios en el mundo.
A través de la experiencia del autor durante su formación como militar de la marina, éste nos llevará a reconocer los hábitos que a él le sirvieron para transformar su vida y alcanzar sus metas, iniciando con algo sencillo como tender la cama. No me gustaría ahondar tanto en describir el contenido del texto, porque no hay nada mejor que hacer y vivir la experiencia de leerlo por cuenta propia para enlazar estos hábitos a los que cada uno practica y caer en la cuenta de cuáles son los que hacen falta en la vida de una persona que quiere cambiar su vida y el mundo.
Termino esta recomendación compartiéndote que he hecho la experiencia de iniciar mi día tendiendo la cama y créeme que la sensación descrita en el libro es palpable en mi vida a partir de que lo inicié a hacer conscientemente, y es que en la vida, saber que cada acción que hacemos se convierte en un triunfo, tan sólo por tener la capacidad de hacerlo, nos alienta a esforzarnos por ser mejores personas, no por el reconocimiento externo, sino por la autosatisfacción que nos genera.