Pocas figuras en la historia de México son causa de tantos comentarios a favor y en contra como José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, mejor conocido como Porfirio Díaz. El nacido en Oaxaca ha sido tachado de héroe o villano en partes iguales de numerosas biografías y artículos que pretenden enaltecer su mito o contar los puntos negros de un mandato que duró casi 35 años al frente de México.
A lo largo de aquellos años ocurrieron hechos lamentables como la oscura y cruel matanza del pueblo yaqui que redujo a esta comunidad del norte del país de 30 mil a tan sólo 7 mil miembros por medio de represiones, fusilamientos y deportaciones perpetradas por Díaz y algunos colaboradores (banqueros, empresarios, políticos, ejército). Su objetivo era hacerse con el dominio del Río Yaqui para utilizarlo como parte de sus planes de negocios. Fue así como el pueblo yaqui fue atrozmente reprimido y esclavizado: los niños eran secuestrados y enviados a haciendas para realizar tareas de servidumbre.
Por otro lado, muchos destacan el impulso que existió en el Porfiriato al conocimiento y al desarrollo científico del país (lo cual no eclipsa acontecimientos como el anteriormente descrito) con la creación de instituciones y sociedades que se vieron beneficiadas por el hombre que alguna vez afirmó: «En este ocaso de mi vida sólo un deseo me queda: la dicha de mi país, la dicha de los míos».
Conoce los diferentes impulsos que se le dieron a la ciencia en este periodo de la historia de México (el primero, del 5 de mayo de 1877 al 1 de diciembre de 1880; el segundo, del 1 de diciembre de 1884 al 25 de mayo de 1911), donde el conocimiento formó parte importante de la vida de un país aquejado por diferencias sociales tan evidentes como en la actualidad…
Ferrocarriles
Quizá el avance que más conocido sea el tendido de la vía ferrocarrilera, que iba desde la capital del país hasta Monterrey y Veracruz en una red que superaba los 25 mil kilómetros. En su mayoría eran operados por empresas extranjeras. Por desgracia, el despojo de tierras a campesinos y agricultores de manera injusta y déspota fue una constante que mancha la historia de este avance tecnológico. En 1907 nace Ferrocarriles Nacionales de México, por lo que la posesión de las vías pasó a manos nacionales. Los aislados estados del Norte, como Coahuila, Sonora o Chihuahua se vieron mejor comunicados con el centro del país.
Gracias a la llegada de la electricidad, el gobierno se hizo más poderoso con la instalación de más y mejores fábricas e industrias a lo largo del país. Por otro lado, éstas se convirtieron en una importante fuente de empleo para la población. A más progreso, aumentó la necesidad de mayor mano de obra. Industrias como la de los textiles, papelería, calzado, alimentos, vinos, cerveza, cigarros, químicos, loza, vidrio y cemento se vieron favorecidas gracias a la llegada de la electricidad y la cada vez mayor inversión de capital extranjero en México. La actividad minera y la producción de plata se convirtieron en uno de los negocios principales en México.
La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y la Sociedad Mexicana de Historia Natural ya existían; sin embargo, durante el mandato de Díaz se les dio un impulso económico sin precedentes, importante para que la ciencia se asentara en la vida cotidiana de la nación. Algunos institutos que vieron su nacimiento durante el gobierno de don Porfirio Díaz fueron el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), que contó con la participación de Vicente Riva Palacio como uno de sus principales impulsores; el Instituto Médico Nacional (vital para el desarrollo de las ciencia biológicas), fundado en 1888, y el Instituto Geológico creado en 1891.
Díaz creó el primer Código Sanitario en 1891 y el Reglamento de Sanidad Marítima en 1894, lo cual favoreció las acciones para el control de epidemias. Diversos científicos pudieron encontrar espacios para realizar trabajos de investigación con la finalidad de mejorar la salud pública del país y combatir enfermedades que diezmaban a la población.
El teléfono llegó a México el 13 de marzo de 1878. Fue inaugurado durante el porfiriato en un tendido que iba desde el Castillo Chapultepec hasta Palacio Nacional. Se dice que para finales del siglo XIX, México ya contaba con 5 mil aparatos telefónicos. Por supuesto, cabe señalar que quienes contaban con ellos eran las clases adineradas, a diferencia de hoy, donde casi toda la población cuenta con un teléfono celular o particular a su disposición.
Con información de Cultura Colectiva.
