“Hoy, José María Morelos y Pavón, toma posesión definitiva de su ciudad. Pero también nosotros tomamos posesión de su grandeza porque, como hijo  de esta tierra, nos pertenece. Le pertenecemos y nos pertenece, porque hemos nacido, como él en esta ciudad. Llevamos en nuestra sangre el color de su sangre y en nuestra piel el color de su piel”. En la ciudad de las canteras va el color del jugo de sus venas. Hoy, 18 de mayo de 1828, el nombre de Valladolid desaparece para dar lugar al nombre de Morelia, gracias al tino poético de D. José María Silva. Bendigamos a las alturas que, después de tantas tormentas, nos han permitido llegar al buen puerto de la paz, tener una casa propia, una patria libre, un territorio nuestro, nuestra heredad, nuestra posesión.”

   Después se doblaron y guardaron los blasones, las banderas, los signos, los estandartes, los escudos que, por tres siglos, habían dado sus voces a la historia, como palabras que se entendían y se encerraban perfectamente en el nombre de Valladolid. Las cosas ahora iban por otra historia, por otros senderos. Y se cambió el nombre por el de Morelia, para siempre, por la eternidad. Se había discutido ampliamente para acordar el nombre de Morelia, en lugar de ciudad Morelos, o Cd. Patria Morelos. Las voces parecían decir: Declaro abolido el nombre de Valladolid y, desde ahora, esta ciudad llevará el nombre de Morelia, en honor del gran José María Morelos y Pavón, el más ilustre de sus hijos. Estallaron los aplausos, los vivas, como nunca en la ciudad. 18 de mayo de 1828.