El evangelio de hoy, fiesta de la Sagrada Familia, nos narra la pérdida y reencuentro de Jesús en el templo de Jerusalén, cuando tenía 12 años. A los 12 años se convertía en hijo de la Ley; esto quiere decir que ya era una persona responsable y obligada a observar la ley. La idea es que entre en la alianza y respete la ley de Dios. El evangelio de hoy termina con la frase. «Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres». Esas pocas palabras valen treinta años de la vida que se llama «vida escondida» en Nazaret. Nosotros gozamos de los tres años de su vida pública cuando nos anunció el camino del reino.

La vida de la Sagrada Familia estaba marcada por la normalidad, y sin embargo sin duda también fueron días santos para Jesús, María y José. Sin duda, como todo padre y madre de familia de su tiempo y de hoy, sentían la obligación de formar a Jesús. Sería interesante conocer cómo Jesús adolescente y luego jovencito afrontaba el día a día los mandatos de sus padres, cómo aprendió a trabajar y a orar con las Escrituras, cómo aprendió a obedecerles. Sin duda como nuestros adolescentes y jóvenes de hoy.