El día 8 de Noviembre de 2019 se cumplieron 500 años del encuentro de Cortés y de Moctezuma, aniversario tal vez ofensivo para algunos, pero la Historia tiene acontecimientos que registra y que nos dice: Mira, esto fue y no le busques. No hay más. Moctezuma y Cortés tuvieron en suerte ser protagonistas de algo que siempre estará allí, para decirnos lo que fue, lo que se dio, lo que trajo el tiempo a la suerte de dos mundos, el viejo y el nuevo. Ellos fueron testigos. Ellos protagonizaron ese encuentro de dos mundos que muchos juzgan nefasto y otros lo aceptan como lo mejor que pudo registrarse en la historia.  

Alguien dijo al respecto hace ya varios siglos: “Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas”. Haber nacido en aquellos tiempos fue el pecado de nuestra gente y la fortuna de los invasores. Pero eso no depende de ninguna voluntad, sino de hechos fortuitos. Y no por eso dejan de ser valederas las líneas que se siguieron. Fueron así y es más fácil volver a repetir que eso que cambiarlo.