Al norte de Birmania, se descubrió al dinosaurio más pequeño del mundo, atrapado en ámbar. Se trata de un cráneo parecido al de un pájaro, pero con dientes y ojos similares a los de un lagarto. Su tamaño es similar al de un colibrí.
Este descubrimiento es un gran aporte de información para los científicos, sobre todo porque es muy difícil obtener restos de animales tan pequeños.
Los restos, los cuales se encuentran en muy bien conservados, han permitido a los científicos conocer el estilo de vida de este pequeño dinosaurio. “Fue diurno, probablemente se alimentaba de insectos y vivió en los árboles”, detalla Jingmai O’Connor del Institute of Vertebrate Paleontology and Paleoanthropology
Las cuencas oculares del espécimen son grandes, similares a las de un lagarto. Según los investigadores, también tenía una abertura estrecha que dejaba entrar poca luz, por lo que deducen que era un animal diurno.
Una de las características más llamativas, son los 29 dientes que tiene en la mandíbula. A pesar de su diminuto tamaño, esto sugiere que era un depredador, probablemente se alimentaba de insectos, a diferencia del colibrí, que se alimenta de néctar.