“Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.”
(Sócrates)
El tiempo se nos escapa de las manos. Se va rápidamente. No acabalamos un espacio de tiempo cuando ya está otro encima. Vamos tan de prisa. Así, las fechas más importantes de nuestro calendario, no acaban de dar la vuelta a las hojas del calendario, cuando ya están aquí, otra vez, con su significado y su contenido. Esto lo digo porque, de tantas letras que nos tienen adoloridos y atormentados por la insignificancia, nos damos al silencio: Como en estos días, la expropiación petrolera, el natalicio de Benito Juárez y la llegada de la primavera. Ahora, si vamos bien, como que la historia nos está dando la espalda, como que todo se nos hace boruca, como que lo creíamos que era ya, ya no es. Y todo eso preocupa, porque vamos no de ganancia, sino de pérdida o de duda.
Las cosas que nos dejaron los antiguos contienen tantos valores, tanto contenido, tanto jugo que, si aplicáramos algo de lo que nos legaron, llegaríamos a una excelencia como nunca hemos llegado. Ellos sembraban su maíz y su frijol. Y lo comían con gusto y pensando otra vez en sembrar. Hacían su comercio con otras ciudades y crecían y progresaban. Esa es la línea de ida y de vuelta. Pero eso es de la gente se todos los tiempos. Las personas de todos los tiempos se han preocupado por dejar algo que hable de ellos después de su muerte. Hay memoria de ellos, hay vestigios, hay monumentos, hay obras. Hoy, lo que nos dejaron, lo vemos con admiración y nos mueve para nosotros admirar y a la vez actuar. Ganancia: No hay mejores tiempos para dejar líneas en la historia.