El bioplástico tiene potencial para aplicarse en la industria biomédica, envasado y embalaje, alimentos y agricultura.
El plástico es un invento que facilitó la vida de los seres humanos, pero al mismo tiempo se convirtió en uno de los peores enemigos del medio ambiente, debido a que tarda cientos de años en degradarse.
No sólo es dañino cuando se convierte en basura; también afecta al ambiente el proceso de elaboración, ya que una de las materias primas del plástico es el petróleo.
El plástico acaba acumulándose en los vertederos y contaminando nuestros ríos, mares y océanos, produciendo una catástrofe ambiental planetaria, formando verdaderas islas de basura. Una alternativa al plástico convencional puede ser la sustitución del plástico proveniente del petróleo por bioplásticos realizadores con productos naturales, como la técnica de hacer bioplástico con la piel de la naranja, desarrollada por James Clark, profesor de biología en la Universidad de York.
Esta nueva tecnología se basa en el uso de microondas de gran potencia que transforman el material de origen vegetal, rompiendo las moléculas de celulosa produciendo gases, que, licuados, pueden utilizar las propiedades de algunas moléculas vegetales esenciales para fabricar plástico. El proceso tiene una efectividad del 90 por ciento, y se puede utilizar en una gran variedad de residuos vegetales más allá de cáscaras de naranja.
¿POR QUÉ CÁSCARAS DE NARANJA?
Según James Clark, se fijaron en la piel de la naranja debido a que hay más 8 millones de toneladas de residuos de cáscaras de naranja en Brasil producidos por la industria alimentaria del zumo de frutas. Por cada naranja que se exprime para hacer zumo, aproximadamente la mitad de ella se desperdicia.
Los investigadores se fijaron en un isómero que se encuentra en gran medida en los cítricos llamado d-limoneno, que es un ingrediente muy utilizado en productos de limpieza y cosméticos que se puede utilizar para producir plásticos biodegradables.