«La cantante de rancheras Chavela Vargas vio su carrera profesional truncada por la bebida del alcohol, pero nada la detuvo y resurgió en los años noventa para volver al estrellato«, aquí su historia.

Dejó un legado irrepetible a 101 años de su nacimiento. Fue mexicana porque así lo quiso, considera artista contra todo pronóstico, de su época y adelantada a su tiempo. Hoy recordamos parte de su historia.

La historia de “la mujer del poncho rojo”.

Isabel Vargas Lisano nació el 17 de abril de 1919 en el recóndito pueblo de San Joaquín de las Flores, en la provincia de Heredia, en Costa Rica. Era una niña rara y rechazada, que había sido condenada a tener una vida insignificante en una finca en medio de la nada y que creció con la certeza de que nadie la quería. Cada vez que recordaba su infancia, cerraba los ojos, lloraba en silencio y sentía un vacío que la laceraba. Por eso, desde los 11 años supo que tendría que dejar su tierra para siempre. Me tocó nacer en Costa Rica, pero la vida de verdad la encontraría en México”, escribió en Las verdades de Chavela, su biografía.

Fue cocinera, camarera, vendió ropa para niños y condujo los coches de familias de la alta sociedad antes de que despegara su carrera artística. Vivir del canto le tomó 20 años.

El público la recuerda por la voz desgarrada con que interpretaba temas míticos, como La Llorona, y por su vida turbulenta. Rebelde por naturaleza, desafió todas las convenciones. Portaba indumentaria masculina, fumaba, bebía demasiado y llevaba pistola.

Su carrera se vio truncada por sus problemas con el alcohol, que la sumieron en una profunda crisis. La gente llegó a pensar que había muerto. En los años noventa, sin embargo, dejó la bebida y reemprendió su actividad artística. La aparición de sus canciones en películas de éxito, como Piensa en mí, versionada por Luz Casal en la almodovariana Tacones lejanos (1991), le otorgó una renovada popularidad.

Chavela, pidió cuatro últimos deseos, relata Cortina. El primero fue escribir su propio libro y contar su historia. Después, sacar Luna Grande, un homenaje a Federico García Lorca: su poeta y eterno confesor, el cual realizó el 5 de Julio de 2012 en España. Su tercer deseo fue viajar a España, incluso en el límite de su salud y teniendo que engañar a la muerte. Que le permitieran subir al avión para volver a su casa en Tepoztlán fue una odisea, aseguran sus cercanos.

El cuarto deseo, el único que no pudo cumplir, fue sacar una versión personal de La Llorona, uno de los temas que consiguió hacer más suyos. Cuando sus pulmones no dieron más, convaleciente en la cama de un hospital en la soleada ciudad de Cuernavaca, Chavela se quitó la máscara y recitó, según Cortina, sus últimas palabras: “Me voy con México en el corazón”. Su vida se apagó el 5 de agosto de 2012. Pero el mito seguirá.

En este su aniversario te dejamos algunas de sus seis frases más conocidas:

  1. Ama sin medida, sin límite, sin complejo, sin permiso, sin coraje, sin consejo, sin duda, sin precio, sin cura, sin nada. No tengas miedo de amar, verterás lágrimas con amor o sin él.
  • Cuando yo canto los que me escuchan sienten. Y lloran porque se dan cuenta de que todavía son capaces de sentir. A pesar de los males del mundo.
  • Hay que llenar el planeta de violines y guitarras en lugar de tanta metralla.
  • Mi relación con la música viene de la naturaleza, no de la academia. Si hubiera estudiado para ser cantante, quizás hubiese sido una grande de la música, pero jamás Chavela Vargas.
  • Yo soy una de esas gentes que prefiere amar a que la amen. Pero uno tiene que dar las gracias porque la quieran.
  • Para gozar: amor. Para sufrir: amor. Para vivir: amor. Para morir: amor. Para reír: amor. Para llorar: amor… y para todo lo demás amor.

Fuente: El Pais