En el centro de la ciudad está la Catedral de Morelia, cuya primera piedra fue colocada por el obispo Marcos Ramírez del Pardo en 1660. Fue diseñada por Vicente Barroso Escayola y se consagró en 1705, aunque las obras se prolongaron a lo largo del siglo XVIII. De estilo barroco, llama la atención en primer lugar el relieve alusivo al Cristo en la transfiguración en su fachada. A los lados destacan dos magníficos relieves: uno es el de la adoración de los pastores y el otro el de la adoración de los reyes, junto a una serie de notables imágenes de santos. Las portadas laterales están dedicadas a la Virgen de Guadalupe y a San José, sus torres, de 70 metros de altura, cobijan en nichos y hornacinas 32 esculturas más de santos y santas.

El interior de la catedral tuvo originalmente retablos barrocos, pero en el siglos XIX fueron sustituidos. Sobreviven otras muchas joyas del lejano pasado del templo, como sus óleos y esculturas, así como el ciprés del altar mayor y el órgano monumental de 1905, que ahora suele tocarse durante el Festival Internacional de Órgano de Morelia.

La catedral esta orientada al norte y ve a los portales que están al otro lado de la calle Madero y sobre los que se ubican hoteles y restaurantes. Al costado poniente está la Plaza de Armas, arbolada y rodeada de lindos edificios. En la esquina de Allende y Abasolo está un notable edificio del siglo XVIII que perteneció a Isidro Huarte, suegro de Agustín de Iturbide, y que ahora aloja al museo regional michoacano. Este museo, uno de los más antiguos del país, exhibe arte y piezas históricas prehispánicas virreinales y decimonónicas.

Al oriente está la plaza Melchor de Ocampo, algo menor que la anterior. En costado norte tiene el palacio de gobierno, construido en el siglo XVIII como seminario. sus patios y alquerías son muy elegantes. Sobre la misma avenida, hacia el oriente, en Madero y Morelos, se ubica la antigua casa de don Manuel García Obeso, que por haber sido sede de las primeras juntas secretas locales donde se discutió la autonomía de la Nueva España en 1809, se le llama la Casa de la Conspiración. Más adelante está la Casa de Diezmo y Mesón de Diligencias en el siglo XVIII Y XIX.