La psicología criminal o criminológica es la rama de la psicología que se encarga de estudiar los pensamientos, intenciones, acciones, reacciones y creencias de los criminales. Además también estudia el comportamiento criminal en general para comprender qué lleva a una persona a cometerlo y las consecuencias de estas acciones.
A pesar de que ambas disciplinas se confunden muchas veces, la psicología criminal y la forense en realidad son corrientes bastante distintas. Mientras que un psicólogo forense puede trabajar en cualquier ámbito relacionado con la justicia y la legalidad, los criminólogos solo se dedican a investigar sobre las personas que cometen crímenes y aquello que rodea sus actos.
Por otra parte, la psicología criminal está muy relacionada con la antropología criminalística. Ambas disciplinas tratan de comprender qué factores pueden llevar a una persona a cometer un delito; pero también intentan entender mejor qué ocurre después del mismo, como por ejemplo durante la huida de la ley o en el proceso judicial.
La psicología criminológica ha pasado en pocos años de ser una rama relativamente desconocida del estudio de la salud mental a una de las más demandadas tanto por estudiantes de esta disciplina como en el ámbito profesional.
Historia de la psicología criminal
Primeros años
En las primeras décadas del siglo XX, los psicólogos comenzaron a interesarse sobre las causas subyacentes al comportamiento criminal y empezaron a preguntarse cuáles eran los motivos que podían llevar a una persona a cometer un delito. Debido a ello, en un principio la psicología criminal comenzó teniendo una naturaleza muy experimental.
Los primeros psicólogos que se dedicaron a estudiar temas como los delitos o la personalidad de los criminales se basaban principalmente en estudios de campo. Por ejemplo, en un principio utilizaban herramientas como test de personalidad o de inteligencia para tratar de encontrar variaciones entre la población normal y la que cometía crímenes.
Algunos de los primeros psicólogos criminales desarrollaron la teoría de que la mayoría de delincuentes tenían niveles de inteligencia más bajos que la población en general. Para estos primeros investigadores, los criminales serían menos capaces de adaptarse a la sociedad debido a sus menores capacidades intelectuales y morales, y por lo tanto se desenvolverían en su medio utilizando métodos menos aceptables.
Uno de los principales defensores de esta corriente fue Hans Eysenck, creador de una de las teorías de personalidad más famosas de toda la historia de la psicología. Influido en gran medida por la teoría de la evolución de Darwin, creía que las personas que cometían crímenes lo hacían impulsadas por factores biológicos innatos que escapaban a su control.
Segunda mitad del siglo XX
A partir de los años 60, comenzaron a surgir cada vez más autores interesados en comprender los motivos que llevan a una persona a cometer un crimen. La mayoría de ellos seguían centrados en la biología y la predisposición innata a los delitos, aunque también empezaron a aparecer las primeras voces que se fijaban en el ambiente en que se movía la persona.
Así, muchas de las primeras teorías del campo de la psicología criminal se centraban en aspectos como la personalidad agresiva, la extraversión, la búsqueda de sensaciones o la psicopatía. Sin embargo, en esta segunda mitad del siglo XX los investigadores se centraron más en comprender cómo afectaba el desarrollo de las personas a sus tendencias criminales, y cómo interactuaba este con sus rasgos innatos.
Por último, algunos psicólogos criminales comenzaron a preguntarse de qué manera afectaba el entorno socioeconómico de la persona a sus tendencias criminales; y se dieron cuenta de que factores como el nivel económico, la clase social, sus relaciones personales o su situación familiar tenían una gran influencia sobre las probabilidades de que llevaran a cabo un delito o no.
A partir de este momento la disciplina fue desarrollándose poco a poco; y en las últimas décadas del siglo XX pasó a ser considerada una rama independiente del resto de la psicología. En la actualidad los psicólogos criminales colaboran en muchos casos con todos los integrantes del sistema judicial, para ayudarles a entender mejor qué ocurre en la mente de los delincuentes y poder prever sus acciones.
¿Qué estudia la psicología criminal?
Desde sus orígenes, el principal objetivo de la psicología criminal ha sido comprender qué lleva a una persona a cometer un delito de la forma más exhaustiva posible. De esta manera los profesionales de esta disciplina intentan prever la aparición de crímenes y diseñar intervenciones para rehabilitar a las personas que ya los han cometido previamente.
Colaboración con la justicia
Además, los psicólogos criminales también colaboran en muchas ocasiones con la justicia para ayudar a policías e investigadores a atrapar a los responsables de un crimen concreto. Mediante el estudio de las pruebas y los escenarios del delito, estos profesionales pueden hacerse una idea muy detallada sobre las características del criminal que pueden ayudarles a predecir sus movimientos y dar con él.
Para lograrlo, la psicología criminal se basa tanto en investigaciones exclusivas de esta disciplina como en datos provenientes de otras ramas. Así, por ejemplo, muchos de los datos que se usan hoy en día en criminología surgieron en un principio en el estudio de la personalidad y las diferencias individuales.
Técnicas e instrumentos
Creación del perfil criminal
Una de las tareas más comunes para los psicólogos criminales es realizar el perfil mental de un delincuente. Esta técnica trata de comprender el estado psicológico de la persona y analizar sus pensamientos, su personalidad y su manera de actuar.
Para ello, el psicólogo trata de identificar rasgos del criminal como la edad, el género, el entorno de origen, las características físicas o su estatus socioeconómico. Todo esto se estudia antes de haber capturado al delincuente, generalmente examinando las pruebas y la escena del crimen.
A partir de los datos extraídos de este estudio, las técnicas de la psicología criminal permiten identificar el estado mental más probable del delincuente. Hoy en día los métodos que se utilizan para realizar perfiles criminales son muy sofisticadas, y permiten recopilar gran cantidad de información incluso en los casos más complicados.
Estudio de criminales
Por otro lado, los psicólogos criminales también pueden dedicarse a otras tareas como el estudio de delincuentes que ya han sido capturados. Para ello pueden utilizar herramientas como:
- Tests
- Entrevistas
- Investigación sobre su entorno
- Otras técnicas adaptadas de diferentes corrientes de la psicología.
Conocimiento de las leyes
Por último, debido a que la psicología criminal suele colaborar estrechamente con otros campos de la justicia, los profesionales de este área deben conocer perfectamente las leyes que se aplican en su territorio y los procedimientos más habituales a la hora de tratar con delincuentes.
Ámbitos de aplicación
La psicología criminal puede aplicarse en multitud de ámbitos diferentes. Sin embargo, en la mayoría de los casos los profesionales de esta disciplina acaban desarrollando su labor en una de cuatro áreas: clínica, experimental, actuarial, y de consultoría. A continuación veremos en qué consiste cada una de ellas.
– Clínica
Los psicólogos criminales especializados en este área suelen trabajar con delincuentes que ya han sido capturados. Su labor consiste en estudiar el estado psicológico de la persona, así como la existencia de posibles enfermedades mentales que hagan necesario seguir un procedimiento jurídico distinto al habitual.
Para conseguir un resultado lo más fiable posible el psicólogo criminal clínico utiliza herramientas como test, entrevistas y pruebas en directo que le permiten conocer en profundidad el estado mental del delincuente.
– Actuarial
Esta especialidad de la psicología criminal se encarga principalmente de estudiar las probabilidades de que un determinado evento haya ocurrido realmente, y de tratar de predecir los próximos movimientos de un criminal. Para ello, la principal herramienta de estos profesionales es la estadística.
– Experimental
Los psicólogos criminales experimentales llevan a cabo pruebas e investigaciones que les permiten determinar si las acusaciones que se han hecho contra una persona pueden ser ciertas o no.
Por ejemplo, un experto en este área puede poner a prueba la audición de un testigo para determinar si realmente habría sido capaz de escuchar algo que ha afirmado en su declaración.
– Consultoría
El último ámbito al que se pueden dedicar los profesionales de la psicología criminal es la consultoría. Cuando los agentes de la ley y los equipos legales tienen dudas sobre cómo proceder con un caso en concreto, pueden solicitar la ayuda de un profesional de esta disciplinan para que les asesore y les ayude a llevarlo a buen puerto.
En este sentido los psicólogos criminales pueden aconsejar sobre temas como la mejor manera para llevar a cabo un interrogatorio, la interpretación más acertada de las pistas disponibles o las posibles vías para continuar con la investigación.
Autores destacados en psicología criminal
No existe una única teoría unificada dentro de la psicología criminal. Sin embargo, algunos autores han desarrollado investigaciones y propuesto teorías que han ayudado en gran medida a hacer avanzar esta disciplina. Algunos de los más importantes son los siguientes:
– Hans Eysenck fue el primero en investigar los rasgos de personalidad de los criminales.
– Albert J. Reiss creó la teoría del control social, una de las más aceptadas en este campo.
– Eric Goffman desarrolló la teoría del etiquetado, fundamental para comprender por qué los criminales tienen mayores probabilidades de volver a delinquir que una persona normal.
Con información de Lifeder
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