Muchos simplemente sabemos que en México es feriado, pero, ¿por qué este día es importante a nivel internacional?
Ironías de la vida. Conmemoramos el Día del Trabajo descansando en casa, bueno, algunos. Mientras que esta conmemoración es el reflejo de la lucha que se llevará a cabo en 1886 en Estados Unidos tras realizar el reclamo de mejores condiciones de trabajo para los obreros en Chicago.
Los trabajadores demandaban una reducción en la jornada laboral a 8 horas ya que hasta ese entonces era de 16 horas diarias.
El entonces presidente de los Estados Unidos Andrew Johnson, promulgó la ley que establecía 8 horas diarias como la jornada oficial de trabajo. Sin embargo, las empresas no acataron tal ley, lo que derivó en una huelga el 1° de mayo donde pararon labores más de 80 mil trabajadores.
Eventualmente la huelga se extendió a otras ciudades y terminaron parando más de 400.000 obreros en 5 000 huelgas simultaneas.
En resumen, trabajos forzados, juicios y hasta condenarlos a la horca fue la respuesta de las fabricas hacia 31 obreros acusados de ser los presuntos promotores del conflicto. 8 de ellos son los hoy conocidos Mártires de Chicago y su conmemoración se declaró el 1° de mayo como el Día Internacional del trabajador.
En México, cuando se encontraba Victoriano Huerta en el gobierno en 1913, se conmemoró por primera vez a los Mártires de Chicago y el primero de mayo de ese año, se realizó una manifestación encabezada por la Casa de Obrero Mundial (COM) entre otras.
Para 1923 se establece el día del trabajo en México como día de descanso obligatorio. Lo ocurrido en Estados unidos sembró el precedente para respetar los derechos del trabajador también en nuestro país.
La fuerza trabajadora de nuestro territorio es de 53. 3 millones de personas en trabajo formal, que día a día buscan el sustento económico para mantener a flote, sí, apenas a flote a sus familias.
Salarios que no alcanzan para cubrir la inflación de la canasta básica, climas laborales pésimos y; por risible que parezca, jornadas laborales extenuantes, es la realidad que vivimos en México. No trabajar un primero de mayo, supone para nosotros un lujo que no nos podemos dar, conmemorar descansando es un placer que solo aquellos que no son obreros asalariados se pueden dar. Por eso, celebremos siguiendo en pie de lucha por el pan de cada día, porque nadie más lo hará por nosotros.