En los límites de la presa Benito Juárez, en Oaxaca, se presenta un fenómeno inusual durante las épocas de sequía: las ruinas de un antiguo templo dominico emergen de las aguas, evocando silenciosamente el pasado de Jalapa del Marqués.

Ubicada en el corazón del Istmo de Tehuantepec, la estructura se encuentra en el pueblo de Santa María Jalapa del Marqués. A simple vista, su entorno verde y sus pintorescas calles evocan una sensación de serenidad atemporal. No obstante, debajo de la superficie de la presa Benito Juárez, reposa el antiguo templo dominico que, durante las temporadas de sequía, nos recuerda la historia arraigada en el pueblo.

El templo estaba vinculado al pueblo de Jalapa Viejo, como lo denominan los lugareños. La zona, ahora sumergida por las aguas de la Presa Benito Juárez, solía ser un próspero pueblo. Sin embargo, en la década de los sesenta, se llevó a cabo la reubicación completa del pueblo para facilitar la construcción de la presa, que tiene una capacidad de almacenamiento de 947 millones de metros cúbicos de agua.

Lo que se conoce sobre esta iglesia es que fue construida en el siglo XVI. Durante los períodos de sequía en la región, lo primero que emerge son las dos cúpulas, seguidas de los muros con sus hermosas columnas, y finalmente las bóvedas de la entrada.