La Grana cochinilla es un pequeño insecto, el cual ataca los nopales y es una fuente de tinte natural. Cuando está sobre la planta, ya seca, la grana posee un color gris, y es al molerla que podemos observar como sale un rojo oscuro al cual, aplicando un poco de agua, evoca el color de la sangre.

Por su poder cromático, la grana cochinilla fue un producto muy demandado desde la época prehispánica y hasta mediados del siglo XIX, aplicándose preferentemente en el arte; sus “posibilidades infinitas” están siendo redescubiertas.

Según sea la dilución, la grana nos puede ofrecer varias tonalidades, estas van desde los rojos hasta los violetas, pasando incluso por los naranjas y púrpuras. Esta tintura ha llegado a ser utilizada sobre textiles, incluso como base de pinturas llegando a ser cotizadas, esto antes de que se inventara la pintura sintética.

«La aplicación de la grana en los soportes fotográficos es nula o no existe documentación al respecto, lo que me llevó a observar la reacción de distintas diluciones en fotografías, películas y materiales de mi fondo documental» dijo Pablo Zárate.

En esta exposición se reúnen materiales fotográficos e impresos, que son intervenidos por distintas diluciones y tonalidades de la grana de cochinilla. Este material se divide en dos grandes corpus: piezas de autor y materiales de archivo. Ambos están en múltiples soportes.

En las piezas del autor son incluídas ampliaciones en plata sobre gelatina e impresiones digitales de negativos, materiales fílmicos en soporte de 16 y 8 milímetros filmados y revelados por el artista.

Los soportes de archivo incluyen fotografías y dispositivos encontrados, así como diapositivas familiares, a los que se suman también recortes de revistas y libros.

 

La exposición es un testimonio de investigación abierta sobre la resignificación de la materialidad como una parte esencial en el proceso de producción de imágenes e imaginarios. Incluso se entrelaza con una búsqueda mucho más amplia, que es dedicada a explorar las posibilidades del arte.

Esta exposición trata de la exploración plástica que fue realizada durante los últimos dos años. Pablo Martinez Zárate busca desdoblar el territorio en las prácticas fotográficas, esto por medio de una renovada práctica que insigne tinte y los soportes que llegan a dar vida a sus tonalidades.