Una sociedad, lo mejor que tiene es su ciudad. Un individuo lo mejor que tiene (o que debería tener) es su domicilio. Pues, si eso es así, el amor por esas cosas debería ser profundo. Debería ser de peso, de excelencia. Y una manera de manifestarlo es atender, cuidar esa patria chica, en su hogar. Uruapan fue fundado de manera original hace ya, muchos siglos. Y de manera hispánica nos faltan exactamente 14 años para cumplir 500 años de su fundación que fue el 4 de Octubre de 1533, fiesta de S. Francisco. Hace unos cuantos días se celebró esa fecha tan importante y poco se vio el gusto por esa celebración. Como que nos falta sustancia de cariño por Uruapan, como que nos falta vigor en la querencia por su esencia, como que no nos circula bien el jugo de su amor por nuestras venas. O ¿será que hemos caído en el importa poquísimo que acaba con los pueblos y las ciudades?

Uruapan no es poca cosa para nosotros, no es nada más una ciudad que nos tiene, que nos contiene o que nos soporta. Es, en lo concreto, lo que realmente nos circula, no sólo en el pensamiento, sino también en la realidad, es lo vivo que vive en lo vivo que nos da vida, que por nosotros circula, que por nosotros va.

Autoridades, estúdienle, porque se acerca esa fecha tan significativa y tan grande y no sería bueno que suceda lo que sucede con los demás aniversarios de la fundación de Uruapan. Fray Juan de S. Miguel fundó Uruapan para que sus hijos lo amen.