En todos los tiempos y en todos los lugares ha habido grandes personas. Son la sustancia que le da vida a la humanidad. En particular, aquí, en nuestra ciudad, ha habido grandes personas, hombres y mujeres. Hoy quiero referirme a una gran persona: Al maestro Juan Delgado, cuyo nombre está en lo más profundo de Uruapan. Una calle lleva su nombre, esta escuela también. La Historia le debe mucho, su amor a la educación, su amor a la escuela, su amor a Uruapan, su amor a los niños. ¡Cuánto se le debe! Gran generosidad para dar todo, para entregar todo a la causa de la educación: Esta escuela, su vocación a la enseñanza, sus ahorros, su vida. Muy pocas personas se dan en la vida, pero se dan, son.

   El maestro Juan Delgado nació en Salamanca, Guanajuato, en 1830 y murió aquí en Uruapan el 27 (28) de mayo de 1898. El próximo 27 de mayo se cumplirán 120 años de su muerte. Él fue uno de los grandes educadores de su tiempo junto tal vez con Justo Sierra, con Rosaura Zapata, con Antonio Caso, con Manuel López Cotilla. Cada quien en su terreno, cada quien en su lugar.

   A su muerte, el Maestro Juan Delgado ya había legado su casa, de un arte único, como no hay otra, su hermosa casa a los niños desposeídos de Uruapan para que continuara como escuela. Les dejó también los ahorros de toda su vida para que la adaptaran. Así se hizo. Esto no lo hace cualquiera. Sólo lo hacen las grandes personas, las que se dan por entero a su vocación, sólo los que tienen vocación a lo que tienen vocación, como el Maestro Juan Delgado. ¡Honor a quien honor merece y él merece este honor!