A veces la ignorancia nos hace guardar silencio, callar la Historia o pasar por los sucesos como si nada, como esa gran fecha 7 de marzo de 1815, cuando se instaló El Tribunal de Ario de Rosales, antecedente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, depositario del poder Judicial de la Nación.
Todo esto pudo realizarse gracias a la visión y a la sustancia ideológica de D. José María Morelos y Pavón. El fue no sólo un estratega en las armas, sino también un buen estadista y un buen político. Sabía que la Independencia valía por las conquistas militares. Pero sabía también que a eso sólo le daría fuerza y sustancia una buena Constitución, como la de Apatzingán y un buen tribunal de Justicia como el que este 7 de marzo estaremos conmemorando establecido en Ario de Rosales.
Ya lo había expresado Morelos: “Todo aquel que se queje con justicia, tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el arbitrario.” Y ahora llega a su realización. Sólo hace falte falta que nos demos al estudio de todo esto, para conocer bien las líneas de este acontecimiento y entender el contenido de esta realidad. No sólo es un acontecimiento histórico, es además ciencia que teje ciencia, para ir al contenido y al conocimiento de nuestras leyes. Aplicarlas es consecuencia lógica del conocimiento que se tenga. Nadie ama lo que no conoce. Si no conocemos nuestra historia o desconocemos nuestras leyes ¿cómo queremos ir a la excelencia de su realidad, o al cumplimiento cabal de su creación. Conocer nuestra Historia es parte de nuestras excelencias.