Hace unos días leí un artículo de un «medio de comunicación», que al parecer, lejos de informar de forma objetiva, pretende desacreditar el trabajo y trayectoria de una persona, que, además de su gusto por la historia, comparte su reflexión en torno a los acontecimientos que nos han dado identidad, y que de no conocerlos correríamos el riesgo de repetir las acciones que no fueron del todo positivas.

Según el PISA 2015, México se encuentra en los últimos lugares de hábito y comprensión de la lectura, sumando a ello nuestra incapacidad para complementar dicho ejercicio a través de la escritura. Ante la realidad que impera en nuestro País surge la cuestión ¿Cómo acercar a los lectores jóvenes al conocimiento de nuestras raíces? De la población lectora, ¿qué género prefieren?

Es evidente que la novela es de los favoritos sobre los otros géneros literarios y no basta hacer un estudio tan exhaustivo para darse cuenta de ello, pues lo observamos en las ferias de libros, donde los jóvenes hacen filas increíbles para conocer a sus escritores favoritos, que, a través de la narrativa de la novela cautivan y enamoran a sus lectores; también cuando visitamos librerías locales nos encontramos que la mayoría de los stands son ocupados por novelas, algunas de ellas que salieron de películas o series populares.

En tal panorama ¿Por qué no acercar los hechos históricos de nuestro país a los jóvenes en su género favorito? ¿Por qué lejos de criticar el trabajo de estos escritores, no apoyamos más la promoción de la lectura? Sea un panfleto, artículo de revista, boletín o un gran libro, la promoción de la lectura es un trabajo que todos deberíamos realizar, y aún más cuando contamos con espacios de difusión al alcance de jóvenes lectores o curiosos de las letras.

#LeerSalva