Según la teoría más aceptada sobre la extinción de los dinosaurios, ocurrió hace unos 65 millones de años, al final del período Cretácico. Se cree que el principal motivo de su desaparición fue el impacto de un meteorito en lo que hoy es la península de Yucatán. A esto se sumaron cambios climáticos drásticos y una gran actividad volcánica durante ese tiempo en la era Mesozoica. Todo esto provocó alteraciones significativas en el planeta, especialmente en los ecosistemas y, por supuesto, en las distintas formas de vida, incluidos los dinosaurios, que sufrieron las consecuencias más graves: su extinción.

 

 

Después de 25 años de investigación, un equipo de expertos del Instituto de Química (IQ) de la Universidad Nacional Autónoma de México ha sugerido la posibilidad de que los dinosaurios no se extinguieron por completo, sino que podrían haber sobrevivido y evolucionado de manera diferente.

Para explorar esta idea, liderado por el Dr. Abel Moreno Cárcamo, el equipo se planteó dos preguntas clave: ¿siguen existiendo los dinosaurios hoy en día? ¿Cómo han logrado sobrevivir todos estos años? Para responder a estas preguntas, los investigadores universitarios han estudiado las proteínas intraminerales o ancestrales presentes en los cascarones de huevos de algunas aves y reptiles. Su objetivo es analizar la genética de estas proteínas para determinar si provienen del período en el que existían los dinosaurios y si aún se encuentran en los cascarones estudiados.

 

 

El Dr. Moreno Cárcamo explicó que descubrieron que las proteínas intraminerales se dividen en dos grupos: las aves neognatas, como las gallinas, que tienen una sola proteína intramineral predominante, y las paleognatas, también llamadas aves ancestrales por ser descendientes directas de los dinosaurios, que incluyen al avestruz, el emú, el kiwi y el ñandú, y que tienen dos proteínas intraminerales. Para llevar a cabo sus investigaciones, los científicos del IQ utilizaron técnicas de radiación sincrotrón, que les permiten obtener imágenes moleculares a nivel atómico con gran precisión, lo que les ayudó a determinar las estructuras cristalográficas de las proteínas en los cascarones estudiados.

Primero analizaron los cascarones de gallina, seguidos por los del avestruz, emú, kiwi y ñandú. Luego, examinaron los cascarones de cocodrilo y, por último, los de los dinosaurios que vivieron hace 70 millones de años. Estos últimos restos fueron proporcionados por investigadores del Instituto de Geología de la UNAM, quienes los encontraron en El Rosario, un pueblo costero de Baja California.

Los resultados revelaron que aves como la gallina doméstica pertenecen a especies más avanzadas, mientras que aves como el avestruz, el emú, el kiwi y el ñandú son especies ancestrales. Estas últimas conservan dos tipos de proteínas a lo largo de las eras geológicas. Esto sugiere que los dinosaurios podrían haber sobrevivido hasta nuestros días a través de estas proteínas presentes en estas aves.