Miguel Gleason ha dedicado los últimos tres lustros de su vida a rastrear vestigios del patrimonio cultural mexicano en Europa. El autor del libro «México insólito en Europa» conversa con Pía Castro acerca del arte y la cultura de su país, pero también de asuntos delicados como la repatriación del patrimonio cultural único y el tráfico ilegal de bienes culturales.
Miguel Gleason es conocido como el “Indiana Jones” mexicano. Lleva más de 15 años rastreando, documentando y difundiendo el patrimonio cultural de su país en Europa. Algunas de estas pesquisas se pueden apreciar en su libro y DVD «México insólito en Europa”, que reúne fotografías y textos acerca de piezas que él mismo ha hallado en sus recorridos por museos y colecciones de más de 320 ciudades del Viejo Continente. En sus investigaciones, el autor pone el acento en los tesoros arqueológicos, pero también en lo único, lo extraño y lo extravagante que caracteriza a México y a los mexicanos. En su encuentro con Pía Castro, comparte su pasión por la historia, el arte y la cultura de su país, y explica su posición acerca de temas polémicos como la repatriación del patrimonio cultural único y el tráfico ilegal de bienes culturales.
De su colección fotográfica de al menos 9,000 piezas de arte mexicano en todo el mundo, su libro presenta 600 objetos de “lo más extraño, lo más estrafalario o insólito”, que según dijo Gleason, encontró en los museos de Europa.
Pese a la oposición de México, 130 piezas pertenecientes del patrimonio cultural mexicano, en concreto de Teotihuacán, Guerrero, Oaxaca y diversos estados del sureste de México, región de la cultura olmeca y maya, fueron subastados este miércoles en Francia por 1.2 millones de euros.
Te presentamos 5 tesoros mexicanos mencionados en el libro de Gleason y que se encuentran en museos europeos:
1. El penacho de Moctezuma
Este tocado de plumas verde y azul con plumas de quetzal y más de 1,000 pequeñas placas de oro, pudo haber pertenecido al jefe azteca Moctezuma y está exhibido en el Museo de Etnología de Viena.
Se mencionó por primera vez en 1596 en un inventario del archiduque Fernando II del Tirol, que tenía en su haber una numerosa colección de armaduras y “maravillas naturales”, según el Museo. El penacho fue trasladado a Viena a principios del siglo XIX.
Puedes apreciar una réplica de este penacho en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México.
Existen en la actualidad solo siete objetos de arte plumario prehispánico, según el autor, y cinco de ellos están en Europa.
También, en el Museo del Hombre de París, se encuentra un artefacto que, aunque no está comprobado que sea del emperador azteca, según Gleason, fue marcado como el Cráneo de Moctezuma, y no está expuesto al público.
2. El penacho de Cuauhtémoc
Este penacho, que hace parte de la colección de Gleason, es para el autor quizá el objeto más “insólito” que descubrió en su investigación, pues, aunque no se ha comprobado que haya pertenecido a Cuauhtémoc, de comprobarse que sea un objeto de arte plumario prehispánico, sería el octavo de la colección mundial. Está expuesto en el Museo de Quai Branly en París.
3. La serpiente azteca de dos cabezas
Esta pieza que data de entre los años 1400 y 1521, está hecho de madera de cedro y está cubierto de pedazos de conchas de ostras espinosas turquesa y roja.
Los mexicas consideraban que las serpientes eran criaturas muy poderosas y multifacéticas y “podían unir las esferas (el inframundo, el agua y el cielo) debido a sus características físicas y míticas”, dice la página del British Museum, donde está expuesta esta escultura. “Las serpientes también se asociaron con la fertilidad y el agua, debido al movimiento ondulante de sus cuerpos”.
4. La máscara de Quetzalcóatl
Esta estilizada máscara, que data de entre los años 1400 y 1521, representa dos serpientes entrelazadas de mosaico azul y verde, que con sus cuerpos crean la nariz y ojos asociados a Tláloc, el dios de la lluvia. Estos mosaicos turquesa, de 18 centímetros de alto, están expuestos en el Museo Británico.
5. Nican Mopohua
Este manuscrito es una versión de las apariciones de la Virgen María a Juan Diego. Data de entre los años 1500 y 1600, según la Biblioteca Pública de Nueva York, donde se encuentra este documento.
“La gran importancia del Nican Mopohua es su posible fecha de autoría”, dice la página de la Biblioteca Pública. “Los estudiosos sostienen que puede ser la primera versión escrita del cuento de Juan Diego y las apariciones en el cerro del Tepeyac. El manuscrito pudo haber sido escrito por la mano de Anotonio Valeriano (1531-1605) y por lo tanto es la versión más próxima a la versión original de la narrativa de Juan Diego que los cuentos posteriores”.
“Es posible que el texto del Nican Mopohua puede relacionarse también con las tradiciones aztecas alrededor de Tepeyac, ya que fueron transformadas por el ritual católico en el siglo XVI”, agrega el sitio web.