Los rituales, para los antiguos mexicanos, significaban una conexión con la naturaleza y el universo –lo divino–.
Hoy en día, somos muchos los mexicanos que conocemos prácticas cotidianas que advierten similitudes con la medicina tradicional y los rituales prehispánicos. Quizás sea que estos rituales de curación actuales nos remiten a un origen orgánico y ancestral, acaso mágico, y que por eso los creamos tan benéficos; o quizás sólo los realicemos por su real e innegable eficacia científica en nuestro cuerpo. Cómo sea, es un hecho que éstos forman parte de nuestro ser mexicano, y siempre que los realizamos estamos retomando un poco de esa mexicanidad olvidada.
Masaje curativo de Capulálpam de Méndez, Oaxaca
Los masajes han sido práctica común entre la población desde el México prehispánico hasta nuestros días y se usan para aliviar todo tipo de afecciones. En el Centro de Medicina Tradicional de Calpulálpam de Méndez, ubicado en la Sierra Norte de Oaxaca, se encuentran extraordinarias curanderas que con sus manos alivian males físicos y espirituales.
Entre los padecimientos físicos que se arreglan con un buen masaje están los siguientes:
- Irregularidades menstruales
- Esterilidad
- Dolor en las costillas
- Dolores de cadera o espalda baja
Para este último padecimiento, aplican un buen “aflojado de cintura”, que consiste en ejercer una presión bastante fuerte en la cadera utilizando, la mayoría de las veces, un rebozo y un palo de escoba que se va “atornillando” en el rebozo para juntar los huesos de la cadera. Por extraño que parezca el alivio es casi inmediato.
También curan el empacho, sobre todo en niños. Para tratar los males del espíritu, un masaje es lo ideal pues el contacto de las manos de la sanadora cura tristeza, odio o algún rencor.
Las curanderas aprenden su oficio en el seno de las propias familias y van transmitiendo sus conocimientos de una generación a otra.
Limpia tradicional de San Juan Chamula, Chiapas
En este pueblo chiapaneco aseguran que solo basta una limpia para curar el espíritu y las enfermedades. Los chamulas mezclan en este ritual el catolicismo con su tradición maya, dando como resultado un ritual único en México, uno de los pocos a los que cualquier visitante tienen acceso pues normalmente el chamán ofrece sus servicios en la entrada de la iglesia del pueblo.
Las dolencias que pueden ser sanadas a través de una limpia tradicional son tanto físicas como espirituales:
- Desamor
- Envidias
- Problemas de trabajo
- Mal de ojo
- Pérdida del espíritu
Dependiendo de la gravedad del caso, en ocasiones es necesario hacer ofrendas de gallos o gallinas; se cree que, al morir estos animales en sacrificio para los santos, muere también la enfermedad y se libera el mal.
El ritual inicia sentándose en una silla y extendiendo los brazos hacia el frente; enseguida el chamán toma las manos del paciente y empieza a sentir su pulso, así se puede dar cuenta si existe algún problema.
Comienza a sobar las palmas de sus manos al mismo tiempo que jala aire con su boca, absorbiendo el mal.
Después realiza diferentes oraciones en tzotzil y toma un poco de pox (bebida tradicional hecha a base de maíz) y escupe al paciente para limpiar su cuerpo.
Posteriormente pasa las velas de la cabeza a los pies para limpiar el espíritu y, por último, le frota todo el cuerpo con un huevo para después romperlo en un vaso con agua, ya que esta captura todo lo malo.
Para terminar, coloca enseguida una a una las velas en el suelo y las enciende. Si las llamas se mueven mucho, se apagan o se caen, hay un problema fuerte; y por el contrario si permanecen tranquilas y de pie no hay nada de qué preocuparse: el paciente está sano. Es, sin duda, toda una experiencia.
Rituales prehispánicos de ingesta de cannabis en la Huasteca baja de Veracruz
El ritual del “costumbre” o “Ritual de la Promesa de la Santa Rosa” es practicado por los ñuhú y otros pueblos nahuas y tepehuas de la Huasteca Baja de Veracruz, para resolver conflictos sociales, médicos y emocionales en rituales que pueden ser individuales o colectivos.
El de Santa Rosa es un ritual nocturno y se caracteriza por la ingesta de “Santa Rosa”, mejor conocida como Cannabis sativa, que dista mucho de la “mariguana” pues lleva un tratamiento especial desde su cultivo y solo se consume durante el ritual, además de que no se comercia con ella y no se fuma: se ingiere de manera colectiva después de “vestirla”.
Muchos integrantes de la comunidad acuden a la costumbre, aunque solo algunos ingieren Santa Rosa. Durante el ritual, se entra en estado de trance, se canta, se baila y se resuelven conflictos. Para lograrlo se requiere de la ayuda de un bädi o “el que sabe”, quien posee los conocimientos y la investidura sagrada para comunicarse con las fuerzas divinas y llevar a buen término las acciones rituales.
Para formar parte de alguna de estas costumbres es necesario acudir a una de las comunidades que lo practican y solicitar la anuencia del bädi.
Rituales prehispánicos de la tradición wixárika de sanación
En la cultura wixárika o huichola, existe la figura del marakame o chamán, un sacerdote que realiza, entre muchas otras actividades, limpias de sanación de alma, cuerpo y espíritu con la finalidad de retirar la maldad y los aspectos negativos, tanto del enfermo como de su familia; el tratamiento varía según el daño que tenga el paciente.
La sanación se lleva a cabo en un lugar abierto donde uno se coloca alrededor del fuego, ahí, se permanece sentado armónica y respetuosamente, siguiendo las indicaciones de marakame. Se arma un altar en el que se utilizan plumas del águila real, flores, cuadros de chaquira (nierika), chocolate, veladoras y otros objetos especiales.
Después cada participante coloca un espejo redondo a través del cual el marakame puede ver el alma de las personas y las presenta mediante su canto con los grandes seres espirituales de la Madre Naturaleza y del universo.
Durante la velada, el chamán realiza cantos y las personas pueden hablar a través de su confesión con Tatewari (nuestro abuelito fuego). La naturaleza responde revelando acontecimientos mágicos y bendiciones.
Se consume el híkuri o peyotzin, cactácea que se come para sanar, se considera esta planta un Maestro y su espíritu es el Venado Azul (kauyumari), quien, en sincronía con el Tatewari, escucha a las personas y las conduce al camino de la armonía y sabiduría. Durante toda la noche se canta y se baila hasta que se asoma la luz del día.