Que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. Hoy leemos una de las páginas evangélicas donde se concentra la esencia de ser discípulos de Jesús.
Si los seres humanos nos analizamos y hacemos un serio examen de conciencia notaremos que, nunca como ahora, esta palabra corre el peligro de ser malinterpretada, aún mencionándola a cada momento.
El amor verdadero es servicio, que se ofrece en todo lo que hacemos con diligencia, generosidad y amor.
Jesús sabe que el egoísmo acompaña al hombre, por eso quiere que su estilo de vida no se pierda. Antes de regresar al Padre te recuerda el mandamiento del amor.
El amor de Dios por ti y por mí, es un amor «loco», pero no es suficiente alegrarse por eso; es necesario hacer lo que él te manda y lo que te manda es que nos «amenos unos a otros como él nos ha amado».