No hay Uruapan antiguo o moderno. Sólo existe el Uruapan eterno. Este y aquel que es el mismo y que es el nuestro. Y Uruapan tiene grandes cualidades y grandes alcances, las cualidades y los alcances que tiene y que ha tenido su gente. Esta gente es la que hace la historia y deja sus creaciones. Uruapan no sería Uruapan sin el granito de arena de cada uno de sus hijos. Esto, aunque nuestra conciencia no esté muy clara, aunque no veamos claro y distinto. De todas formas ahí está nuestra aportación. Las generaciones pasadas hicieron lo que hoy es esta ciudad. Formaron su historia y su progreso con sus acciones, con sus pensamientos, con sus aportaciones.

Y esas aportaciones de nuestra gente ya ida son el fundamento y la base de este Uruapan concreto y nuestro, de este Uruapan al que vemos, sentimos, respiramos. Esta patria chica tan nuestra, como nuestra carne y nuestra sangre. Eso es lo que expresa Voltaire en aquel pensamiento: “¡Cuán querida es de todos los corazones buenos su tierra natal!”

Y la historia, y el progreso, y los avances, y la construcción de Uruapan son leves o son grandes: Eso se lo debemos a nuestra gente, a sus habitantes, a sus autoridades, a pesar de los hijos negativos que tantas cosas malas le han incrustado, le han metido, le han dado. Pero la verdad y la grandeza de Uruapan las tienen sus hijos en sus manos y seguramente las pondrán al servicio de esas razones. Uruapan, tu historia es maravillosa, no la pierdas.