No porque las cosas vayan en silencio, agotadas en su ausencia, no por eso dejan de ser o de no ser. Ese es el secreto de las generaciones pasadas y no por ser silenciosas o por no decir nada, por eso son o ya no son. Hasta hace poco se decía que el hombre en América era muy reciente. Pero se ha demostrado incluso en hombres de Michoacán que el hombre en estos lugares es tan viejo como los más viejos hombres en Europa o en Asia. Todas estas son afirmaciones del Antropólogo José Luis Punzo Diez y de otros más en la reunión de los cronistas de Michoacán en Queréndaro. Según los estudios que ellos mismos han realizado en todas estas regiones afirman que vivió gente en Michoacán desde hace por lo menos doce mil años.

Hay de esas huellas en Taretan, en los grabados de Las Calaveras. Y en Turicato, en Arátaro, en los Pocitos. En Santa Clara del Cobre, en Agua Chisca. En Huetamo, en Chihuero, donde hay Yácatas, sobre todo en Paritícuaro. Aquí hay pisos de estuco, únicos en su clase. Hay construcciones una arriba de la otra de tierra, de adobe. A eso es a lo que se está dando el nombre de yácatas, un nuevo sentido de la palabra. Y en cada nivel se registran distintas fechas de existencia de los seres humanos. Se han encontrado en los niveles inferiores fechas muy interesantes, de existencia de los humanos en estas regiones, doce mil años. Falta ciertamente mucho qué investigar, como en Tacámbaro en el Cerro de la Tortugas. Decía William Shakespeare: “El pasado es un prólogo.” Y tal vez a penas se vaya a empezar a escribir ese prólogo. Trabajo arduo de la ciencia hoy.