Uruapan, Mich.-  Durante el siglo XVIII, las monjas dominicanas de Santa Catalina de Siena se establecieron en Michoacán. El Convento de Santa Catarina es una edificación que se encuentra en el pueblo mágico de Pátzcuaro, el cual es conocido como “La casa de los Once Patios”. Con el pasar de los años el convento se convirtió en el centro artesanal donde se tejen sueños con hilos de colores gracias a sus manos diestras y capaces.

La Casa de los Once Patios data del año 1742, cuando un grupo de monjas dominicanas de Santa Catalina de Siena decidieron dar vida al Convento de Santa Catarina. La edificación fue levantada sobre el entonces Hospital de Santa Marta, que fue fundado por Don Vasco de Quiroga. En un principio, la construcción contaba con diversos edificios coloniales que, juntos, dotaron de espacio y amplitud al santuario dominico. En su diseño original, se podían observar once hermosos patios, de los cuales sólo cinco sobreviven en la actualidad.

La idílica arquitectura de sus espacios destaca por sus pisos hechos de piedra y loza. También sobresalen sus arcadas coloniales, columnas, trabes y zapatas de madera. Luego de su época de esplendor, el sitio fue abandonado y rescatado en la década de los sesenta hasta convertirlo en un centro artesanal y de venta de productos regionales.

En la actualidad, la Casa de los Once Patios se ha vuelto el centro artesanal más importante de la región. Al entrar a su cuerpo, podrás visitar los talleres de mantas y lacras donde se realizan artesanías. También tendrás la oportunidad de atrapar un poco de la calma que reina en cada esquina y descansar en la sombra fresca de sus aleros de tela.

Aprecia la belleza en cada uno de los patios hechos de piedra y loza, con sus arcadas coloniales, columnas, trabes y zapatas de madera. Siente el cálido silencio de sus espacios y escucha el canto rítmico de los telares cuando tejen mantos de colores. En cada patio descubre aves abrevando de sus fuentes; mira la blancura de sus paredes calizas y la sombra fresca de sus aleros de teja, todo dispuesto para disfrutar estampas de gran belleza.