Entre Pátzcuaro y Morelia, muy cerca de Cuanajo, se encuentra este pintoresco y encantador pueblo indígena, que ofrece una acogedora experiencia al visitante.
Michoacán. No fue Miguel Ángel, pero sí un artista indígena; tampoco fue en el Vaticano, sino en un encantador pueblo michoacano donde se plasmó una obra maestra en el ‘cielo’ del interior de su emblemático recinto religioso.
Pero sí le llaman la Capilla Sixtina de Michoacán. Es el templo de Santiago Apóstol, de Tupátaro, ubicado entre Morelia y Pátzcuaro y muy cerca de la población de Cuanajo.
Quien ingresa a la iglesia, que data del siglo XVI, se maravilla con su ‘cielo historiado’, una decoración minuciosa de pinturas, de los pocos artesonados del siglo XVIII en todo México.
Es una auténtica joya de arte sacro con tintes dorados, rojos y azules. Su historia relata los misterios de María y de Cristo, plasmados en el pasillo central.
Tiene un ejército de 33 arcángeles que custodian el templo desde todos los ángulos, quienes sostienen los símbolos de la pasión de Jesucristo.
La mano indígena está presente: machetes en lugar de espadas y arcángeles con poderosas alas de rapaz.
En sí, todo el conjunto arquitectónico del templo es un bálsamo artístico y espiritual para quien se adentra en él, con su altar mayor construido en madera que en la parte frontal contiene un singular trabajo de pasta de caña, mismo material del que está elaborado la imagen del Señor de Unguarán, a un costado del altar.
Con auténtica decoración de oro, el retablo lo preside el patrono Santiago y al centro, el Cristo de Pino. También tiene óleos de Manuel de la Cerda.
Y en su exterior, una fachada austera y pequeña, cuya portada está flanqueada por las deidades purépechas Curicaveri y Nata Cutzi, que representan el Sol y la luna.
¿QUÉ MÁS HACER EN TUPÁTARO?
Cualquier día visitar Tupátaro resulta una experiencia acogedora; sin embargo, el fin de semana esta población purépecha cobra mayor vida, cuando el INAH ofrece una visita guiada o degustar gastronomía típica en los puestos de comida de su plaza.
El visitante tampoco puede dejar ir al taller de pasta de caña de maíz, que se ubica en el extremo opuesto del jardín principal. A diario abre de 5 a 7 de la tarde, y los domingos todo el día.
Fuente: La Voz de Michoacán