Te contamos la historia y algunas curiosidades del gaspacho de Morelia. ¿Los has probado?

El tradicional gaspacho de Morelia causa sensación y curiosidad. Los visitantes de la ciudad de la cantera rosa se preguntan: “¿Fruta con queso, en serio?” , “¿le ponen cebolla y chile picado?”. Aquí te contamos todos los detalles.

¿De dónde viene el gaspacho de Morelia, tan original y refrescante antojo?

Algunos podrán pensar que su origen es únicamente de Morelia; sin embargo, en busca de respuestas, el chef Iván Zamora, quien es originario de esta ciudad, nos habló de la historia del platillo.

El verdadero origen viene de los españoles con una sopa fría llamada “gazpacho andaluz”, el cual está hecho a base de jitomate, aceite de oliva, pepino, cebolla, vinagre, ajo y agua. Dicho platillo se sirve frío y es salado.

A partir de aquí es que nace la idea del gaspacho moreliano, respetando la misma frescura, pero modificándolo para aprovechar las frutas que Michoacán produce, pues recordemos que uno de los fuertes de este estado es la agricultura.

Apoyando esta información, la historiadora Yeudiel, egresada de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, afirma que este platillo se presentó en la época de la colonización española.

Los “güeros”, como les decían en ese tiempo, tomaban esta sopa para sobrellevar el calor de nuestro país, pues ellos no estaban acostumbrados a grados tan altos de temperatura.

El verdadero origen…

Pero, ¡un momento! El verdadero origen del gaspacho moreliano fue por una cruda. Esto lo confirma el nieto de José Alfredo Ferrer Ortíz, más conocido como El Pionero del Gaspacho, quien tiene una frutería ubicada en el emblemático Bosque Chapultepec.

De acuerdo con su nieto, que lleva el mismo nombre, José Alfredo Ferrer Calderón, en 1968 empezó vendiendo fruta.

No obstante, dos años después amaneció con una tremenda cruda y se le antojaba algo “fresco, machacado jugoso, pero picoso”, comenta, y en ese tiempo ya existía la venta de rebanadas de jícama con queso, cebollas rebanadas, chile picado y gotas de vinagre, así que agarró una rodaja y comenzó a picar todo.

Momentos después, llegaron vendedores a su frutería y observaron lo que acababa de crear. En su antojo, le pidieron uno similar; sin embargo, antes no había vasos de plástico, sino conos de papel e incluso no había cucharas, así que guardaba las cáscaras de sandía creando unas tipo “palitas” para que pudieran comer este nuevo manjar.

El nombre, ¿de dónde salió?

Antes a los raspados se les llamaba “raspachos”, y como ya se comentó, lo relacionó con el platillo español, ya que ambos ayudan a refrescarse.

Al principio, el gaspacho no llevaba ni jugo de naranja ni salsa Valentina, no fue sino hasta 15 años después que empezó la competencia con el famoso Güero de la Merced, otro de los vendedores de gaspachos más famosos de la ciudad.

El Güero es quien implementó estos ingredientes en 1985, ya que él también vendía fruta en esos tiempos. El gaspacho originalmente era de pura jícama, no obstante, por la escasez que hubo de esta fruta, comenzaron a sustituirla, hasta que quedó como el tradicional: mango, piña y jícama.

Otro dato curioso del gaspacho de Morelia

¡Aún no acaban las sorpresas! Otro dato curioso de este platillo, es que el dueño de otro de los puestos más conocidos de este, los Gaspachos del Boulevard, era uno de los mejores trabajadores de José Alfredo Ortíz, su nieto comenta “a veces la gente venía sólo por verlo trabajar de lo rápido que era”.

Definitivamente si vas a visitar la ciudad de Morelia, Michoacán, debes ir a comer su manjar tan refrescante y delicioso, con su respectivo queso y chilito para vivir la verdadera experiencia moreliana.

Fuente: México Desconocido