El 15 de diciembre de 1966, hace 55 años, moría Walt Disney. A los dos meses comenzó a circular el rumor que había sido sometido a un proceso de criogenización hasta conseguir una cura para el cáncer. ¿Quién lo desató? ¿Es posible sobrevivir? Los errores fatales de las primeras pruebas y qué sucede hoy con esa tecnología.
Disney no se murió. Podría ser un grafiti en cualquier calle. También podría tratarse de una metáfora utilizada por alguien que vea el tamaño actual de la empresa que él creó: Mickey, el canal, las películas, el servicio de Streaming, los parques, ESPN, su inserción en la cultura de masas. Pero la frase representa también una extendida creencia popular: Walt Disney fue congelado antes de morir. Una manera de evadir lo inevitable. Con su poder, con su dinero, quedará allí, suspendido en el tiempo, hasta que aparezca una cura para su enfermedad. En ese momento lo despertarán, lo traerán de nuevo a la vida. Dejará la hibernación autoinflingida de más de medio siglo, para seguir adelante, una vez sanado, con sus actividades.
Pero, hay que aclarar pronto, que nada de eso sucedió. Es una leyenda que se extendió por el mundo y perduró.
Walt Disney murió el 15 de diciembre de 1966.No dejó disposiciones de última voluntad respecto a qué hacer con su cuerpo.
Sus dos hijas y su esposa decidieron cremarlo y enterrar sus cenizas dos días después en un cementerio privado, en una parcela en la que yacían otros miembros de la familia. Las tres mujeres no quisieron compartir su dolor ni con la prensa ni con curiosos. El ingreso a su entierro estuvo extremadamente restringido: ni siquiera acudieron los más altos ejecutivos de la empresa.
Esta es la historia real del final del magnate. Una historia común, no muy diferente a la de cualquier otra muerte. Es cierto eso de la que la muerte iguala.
Sin embargo, pasados un par de años, comenzó a circular un rumor que se difundió con una celeridad y una fuerza sorprendentes. El mismo afirmaba que Walt Disney había sido congelado para poder ser despertado cuando la ciencia encontrara la cura para su mal. La gente lo repitió con convicción durante décadas. La versión (la afirmación) se propagó con firmeza. Hasta que casi todo el mundo en una conversación casual pudo afirmar que “Walt Disney está congelado”; o su consecuencia más amable, hacer un chiste que relacionara al creador de Mickey con el frío.