Cuando nos dirigimos a comprar una planta durante la Semana Santa, es común encontrar entre las favoritas la “corona de Cristo” (Euphorbia milii). Esta popularidad se debe en parte a la temporada del año y en parte al atractivo de sus hermosas flores. Originario de Madagascar, este arbusto adorna numerosos hogares mexicanos durante esta festividad religiosa.

 

 

La planta ha recibido su nombre debido a su apariencia, aunque en realidad tiene escasa relación con la figura religiosa. Esta discrepancia nos lleva a preguntarnos: ¿Cuál planta utilizaron los soldados para coronar a Jesucristo antes de su crucifixión?

El tipo de planta utilizado para confeccionar la corona de espinas ha sido motivo de intenso debate. En un esfuerzo por arrojar luz sobre este tema, expertos botánicos en Tierra Santa han sugerido dos posibles especies que podrían haber sido empleadas para tal propósito.

La primera de estas especies es conocida comúnmente como espina siria de Cristo (Ziziphus spina-christi), mientras que la segunda propuesta se denomina espina de cristo (Paliuris spina-christi). Es notable observar que ambas especies no solo comparten un nombre común relacionado con la corona de Cristo, sino que sus nombres científicos también hacen alusión a este hecho.

 

 

Ziziphus spina-Christi, popularmente conocido como azufaifa de la espina de Cristo, es un arbusto espinoso de aspecto retorcido que puede alcanzar una altura de hasta 18 metros. Su copa redondeada y las ramas entrelazadas se extienden casi hasta el suelo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Paliurus spina-christi o Espina de Cristo, Se trata de un arbusto o árbol pequeño con ramas flexuosas dispuestas en forma zigzagueante, otorgándole un aspecto ligeramente caído.

 

 

 

 

 

Pertenecientes a la familia Rhamnaceae, estas especies, aunque clasificadas en géneros diferentes, presentan notables similitudes, lo que las convierte a ambas en candidatas plausibles para haber sido seleccionadas por los soldados como instrumento de cruel castigo. Sin embargo, al analizar su distribución geográfica, se inclina la balanza hacia la espina siria.

Diversos botánicos favorecen a Ziziphus spina-christi debido a que, no solo era más abundante que su contraparte en la región de Jerusalén hace 2000 años, sino que también se encuentra ampliamente distribuida en las planicies desde Siria y Líbano, atravesando Palestina hasta las regiones históricas de Arabia, Petraea y Sinaí.

Por otro lado, Ziziphus spina-christi se encuentra principalmente en el norte del Mediterráneo y no está presente en la región circundante ni en Jerusalén en la actualidad. Sin embargo, varios autores argumentan que esto no debería descartarla como posible candidata.

 

La sensación de dolor en la cabeza se debe a la actividad de dos nervios principales: el nervio trigémino, responsable de la parte frontal, y el nervio occipital mayor, encargado de la parte posterior. Debido a las ramificaciones de estos nervios, encontrar un punto en la cabeza que no responda al dolor es prácticamente imposible.

Las investigaciones forenses sobre el Sudario de Turín, el paño de lino que supuestamente envolvió el cuerpo de Jesucristo, revelan un escenario angustiante para la cabeza de la figura religiosa.

A diferencia de las representaciones comunes en el arte religioso, donde la corona de espinas se muestra como un círculo alrededor de la frente, en realidad era más bien un pequeño «casco» que cubría la cabeza de Cristo desde la frente hasta la coronilla, infligiendo un intenso dolor que se propagaba por todo el cráneo.

Aunque el dolor pudo haber disminuido momentáneamente después de colocar la corona, cualquier movimiento posterior de la cabeza o la mandíbula habría reactivado los receptores del dolor.

El relato bíblico señala que después de la «coronación», lo peor estaba por venir. Si consideramos el dolor que la simple corona causaba, resulta evidente que se trataba de un castigo cruel y extremadamente severo.

 

Aunque no se puede afirmar con certeza qué especie se utilizó para confeccionar estas coronas, los científicos tienen una alta confianza en que fue la espina siria de Cristo (Ziziphus spina-christi), tanto por sus características como por su presencia histórica en la región.