Los tlacuaches no solo son fundamentales para la biodiversidad mexicana, sino que también son un símbolo mítico del país. En el Refugio Sicarú, en Chilpancingo, se realiza un gran esfuerzo para rescatarlos y preservar a estos pequeños animales.

 

 

El tlacuache desempeña un papel crucial en diversos ecosistemas naturales de México. Su amplia distribución en las áreas silvestres del país le otorgó en la antigua Mesoamérica, y en la cosmovisión de distintos pueblos originarios, un rol mítico de gran relevancia. Lamentablemente, la falta de conocimiento y la rápida expansión urbana han reducido su población. No obstante, en Chilpancingo, Guerrero, existe un santuario dedicado a rescatar y proteger a estos animales: el Refugio Sicarú.

Sicarú Tlacuaches Chilpancingo fue fundado el 6 de septiembre de 2018 por Thalía Selene Martínez Nava, una apasionada de los animales. Thalía, bióloga graduada de la Universidad Autónoma de Guerrero, comenzó a rescatar perros y gatos desde los 12 años. Su interés por los tlacuaches surgió cuando descubrió un grupo de Facebook que organizaba la venta ilegal de estos animales. Ante la falta de un refugio especializado en tlacuaches en Chilpancingo, decidió crear uno por su cuenta.

 

 

Tras la apertura de Sicarú, Thalía creó una página en Facebook donde empezó a compartir información sobre los tlacuaches. Poco tiempo después, recibió al primer ejemplar que necesitaba ayuda. Actualmente, el refugio opera de manera totalmente independiente. Thalía lo sostiene gracias a las donaciones de personas, las cuales suelen consistir en dinero en efectivo o alimentos para los marsupiales, como frutas de temporada, verduras, pollo y charales.

¿Cuál es la labor de Sicarú?

En Sicarú, Thalía se encarga de recibir a los Tlacuaches que le llevan desde Chilpancingo, se encarga de rehabilitarlos, para ayudarlos en su recuperación y crianza, Thalía coloca trampas en varias áreas del patio del refugio, estimulando así su sentido del olfato y su capacidad para buscar alimento. También coloca cebos en puntos estratégicos para que los tlacuaches desarrollen sus habilidades de trepar árboles.

Para ser liberados, los tlacuaches deben cumplir con ciertos requisitos: pesar entre 700 gramos y un kilo, tener el tamaño de un gato de seis meses y no presentar ninguna parte del cuerpo faltante, como una pata o la cola.

La mayoría de los animales en el refugio son liberados para que se integren o regresen a la vida silvestre. Sin embargo, hay una excepción: Sarita, una tlacuachita que carece de una pata y una parte de su cola. Thalía recibe ayuda de otros biólogos para liberar a los tlacuaches. Además, es invitada a dar charlas en diversas escuelas para educar a los estudiantes sobre las características de estos fantásticos marsupiales y combatir los prejuicios que los rodean.