Uruapan, Mich.- La arqueología es una ciencia que nos permite dar vistazos a nuestro pasado más distante, otorgándonos una visión mucho más amplia de lo que conforma a nuestra sociedad y los hechos que la convirtieron en lo que es hoy en día. No hay mejor ejemplo que nuestra cultura no solo como uruapenses, sino como mexicanos que poseen un acervo cultural inmenso, producto de la unión entre miles de culturas que heredaron sus tradiciones, idiomas, gastronomía y costumbres.

Uno de estos tesoros históricos es el lienzo de Jucutacato, descubierto alrededor del siglo XVI por Alonso de la Rea y le otorgó el nombre por el que es conocido actualmente. Permaneció en la iglesia durante mucho tiempo hasta que doña Luisa Magaña lo rescató durante la guerra de intervención; después ella se lo otorgó al doctor Pablo García quien lo donó a la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.

En este lienzo se ve plasmada una parte de la cosmovisión que tenían los antiguos pobladores respecto a sus antepasados, que utilizaban para crearse una identidad y asi mismo imponer la autoridad correspondiente para hacer válidos los reclamos de sus tierras ricas en minerales y recursos naturales, puesto que, según lo trazado en el lienzo, todo ello les pertenecía por mandato divino y por linaje.

La parte conocida en el estado de Michoacán como tierra caliente poseía una gran cantidad de recursos, que fueron obtenidos por los tarascos del centro del estado a través de numerosos trueques, para después implementar un tipo de impuesto sobre los mismos y así tener el control total.

Al momento de la conquista y la llegada de los españoles al continente, los pobladores comenzaron a pagar un tributo proporcional a lo que producían, mientras que varios grupos de españoles descubrieron y comenzaron la posterior explotación de diversas minas a lo largo de toda la región michoacana. Pero un acontecimiento fungió como parteaguas en la sociedad tarasca, puesto que pobladores de Urecho habían robado parte de las extracciones del pueblo, y esto ameritó un conflicto para resolver el robo.