Resulta sorprendente encontrar tanta riqueza cultural en un mismo estado. Recorrer Michoacán significa escuchar música de cámara en una esquina y, en la siguiente, lo mejor de la música vocal indígena.

En este territorio, donde se preservan las tradiciones con ahínco, el pasado permanece vivo en las celebraciones como las de Día de muertos, en las técnicas ancestrales con las que las manos michoacanas elaboran todo tipos de artesanías y objetos, o en las recetas legendarias que rescatan las expertas cocineras tradicionales para recrear platillos de origen prehispánico.

EL CORAZÓN MICHOACANO

Michoacán tiene en los purépechas que habitaron estas tierras antes de la llegada de los españoles una orgullosa herencia. La cultura que logró -a diferencia de otros grupos mesoamericanos – mantenerse al margen de los designios conquistadores de los, mexicas fue también pródiga en hábiles orfebres y artistas. Hoy, el legado Purépecha puede sentirse al recorrer las calles de los pueblos y ciudades michoacanas sobretodo en los alrededores del lago de Pátzcuaro.

Aunque la herencia arquitectónica de los purépechas no pasa inadvertida, su testimonio más vital y trascendente está en el arte, la lengua, la literatura, las ofrendas y la música, o en su peculiar manera de transformar los objetos cotidianos en piezas extraordinarias…

LA FIGURA DE DON VASCO

Los purépechas sacaron provecho de las enseñanzas y los oficios de los oficios que trajeron consigo los españoles durante la Colonia, forjando una sociedad laboral con alto grado de especialización y una división del trabajo bastante novedosa para su época. La huella de Vasco de Quiroga -uno de los lideres espirituales, sociales y políticos más valiosos y visionarios de la Nueva España y de todos los tiempos- todavía se percibe en las comunidades michoacanas, entre los gremios de artesanos y en la organización de escuelas , hospitales, centros de cultura y bibliotecas.

por todo esto, viajar por Michoacán es un regalo constante a los sentidos: los colores y aromas de las comidas, las flores y los altares, y las artesanías típicas de cada región van confiriendo a cada rincón del estado un carácter especial.