En el Valle de Etla, en el estado de Oaxaca, se encuentra la zona arqueológica de San José Mogote, una antigua ciudad zapoteca que aún hoy en día guarda numerosos misterios y enigmas para los arqueólogos.
Los trabajos de excavación en el sitio indican que la ocupación más temprana de San José Mogote se remonta aproximadamente a los años 1500-1400 a.C., una fase conocida como Espiridión. Durante este período, los habitantes se dedicaban a la caza, la recolección de plantas comestibles y a las primeras formas de cultivo del maíz. Además, se han descubierto restos de diversos utensilios de uso cotidiano, los cuales reflejan la influencia de las formas vegetales en su diseño.
Durante la fase conocida como Tierras Largas, que se extiende aproximadamente desde 1400 hasta 1150 a.C., la población de San José Mogote experimentó un aumento significativo. Este crecimiento conllevó a la construcción de numerosos edificios públicos con propósitos rituales y religiosos. Además, las diferencias en la arquitectura de las viviendas sugieren la presencia de una estructura social que se basaba en factores como la edad, el género y la experiencia de los habitantes.
En la siguiente etapa, denominada la fase San José por los expertos, que abarca desde aproximadamente 1150 hasta 850 a.C., el aumento en el riego de los cultivos impulsó la producción agrícola y el crecimiento demográfico de la comunidad. Esto llevó a que San José Mogote se convirtiera en el asentamiento más importante de los Valles Centrales de Oaxaca. Durante este período, los edificios fueron construidos con mampostería de piedra de río y se decoraron con bajorrelieves representando aves rapaces y felinos nativos de la región. Además, en esta época, San José Mogote estableció intercambios comerciales con las ciudades olmecas, lo que resultó en la influencia de la cultura madre de Mesoamérica en la región.
Se sabe que alrededor del año 500 a.C., los principales cacicazgos de los Valles Centrales de Oaxaca, como San José Mogote y Huitzo en el Valle de Etla, y Abasolo en el Valle de Tlacolula, se unieron para fundar lo que eventualmente se convertiría en la ciudad más importante y poderosa durante el período Clásico (200-900 d.C.): Monte Albán. Diversas investigaciones sugieren que esta confederación fue posible gracias a una intensa interacción política, social, económica y religiosa entre estos señoríos. Esta interacción llevó al establecimiento de un dominio ideológico y militar sobre otras comunidades de los valles, lo que proporcionó la cohesión y los recursos necesarios para establecer la renombrada capital zapoteca.